Tras reconocer la influencia de la cultura en la productividad, competitividad y sostenibilidad de las organizaciones, cabe preguntarse ¿cómo identificar los rasgos culturales que configuran la identidad productiva de una organización?
martes
CULTURA CORPORATIVA – ICEBERG 01
Gran
parte de los estudios sobre la cultura de las organizaciones han caído en la
tentación de elaborar taxonomías culturales, que de una u otra manera asignan
juicios de valor cuando ubican a las empresas en un determinado rango de una
escala que va entre “culturas de éxito” y “culturas de fracaso”.
Pero
si se acepta el supuesto de que la cultura es al grupo social como la
personalidad al individuo, el análisis de la cultura de una organización no
sirve para compararla y clasificarla como mejor o peor que otra, solamente para
conocerla, comprenderla y sobre esa base proyectarla. En otras palabras, la
cultura no es buena ni mala, simplemente es.
En
América Latina no es extraño el discurso sobre el ideal de la cultura
empresarial japonesa y la supuesta brecha de nuestra cultura frente a esta,
pero eso no es más que una falacia, porque simplemente la cultura japonesa y la cultura latinoamericana son
diferentes. Hay rasgos de la
cultura japonesa que pueden parecer admirables para un trabajador
latinoamericano corriente, pero seguramente hay otros que pueden resultar
desagradables para este mismo trabajador. Por ejemplo, para los trabajadores
latinoamericanos puede ser admirable y hasta envidiable la capacidad de trabajo
en equipo de los japoneses, pero seguramente les puede resultar un tanto
desagradable la sumisión y el servilismo de los trabajadores japoneses frente a
sus superiores.
El
ejemplo se puede construir de la misma forma en el caso contrario, un
trabajador japonés se sorprendería de la habilidad y creatividad de los
trabajadores latinoamericanos, pero seguramente se decepcionaría del grado de
compromiso de estos frente a la empresa. ¿Bueno o malo? depende del referente
cultural con el que se mida. Seguramente se podría adjudicar la capacidad de
trabajo en equipo de los japoneses a su necesidad de compartir un territorio
tan pequeño y difícil, o a las duras condiciones históricas que les ha tocado
afrontar para sobrevivir como nación. Y la recursividad de los trabajadores
latinoamericanos seguramente se deba a la paradoja de vivir con muchas
limitaciones en medio de tanta riqueza natural.
Pero
el punto está en que la cultura de uno y otro pueblo es el resultado de
procesos históricos y sociológicos diferentes, de manera que pretender cambiar
la cultura propia para emular la de otro pueblo no es una decisión sensata.
Precisamente el éxito industrial de los japoneses no se debe a un cambio de
cultura, sino por el contrario a una construcción de nación sobre sus propios
valores culturales. De manera que lo importante es reconocer las fortalezas y
debilidades propias de la cultura, para potenciar las primeras y tratar de
minimizar el impacto de las segundas.
Caracterización
de la identidad productiva
a partir del análisis de la cultura de la organización
Tras reconocer la influencia de la cultura en la productividad, competitividad y sostenibilidad de las organizaciones, cabe preguntarse ¿cómo identificar los rasgos culturales que configuran la identidad productiva de una organización?
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